Pero este titular me llevo a pensar en una cosa a la que no paro de darle vueltas y no es otra que el continuo uso del “los las” que están realizando los cargos públicos de nuestro país.
Octavio Salazar “utilizar términos de este tipo está muy bien como herramienta para llamar la atención sobre lo androcéntrico y machista que es nuestro lenguaje”
Partiendo de la premisa de que “lo que no se nombra no existe”, con la que estoy totalmente de acuerdo, creo que se está cayendo en el error de desgastar el fin con el que se comenzó a utilizar estas expresiones, que como bien dice Octavio Salazar “utilizar términos de este tipo está muy bien como herramienta para llamar la atención sobre lo androcéntrico y machista que es nuestro lenguaje” (entrevista en Diario de Sevilla).
Y es verdad, de tanto usarlo y usarlo mal, ya que eso no es usar lenguaje inclusivo, las personas que dirigen este país en todos sus estamentos, están causando una gran confusión, no sé si intencionadamente, en la sociedad. En lugar de tanto los y las, si verdaderamente quieren cambiar el lenguaje machista lo que tienen que hacer es proponer y realizar los cambios necesarios en nuestro lenguaje para que esto pueda suceder, ¿no están para eso?.
Y hablando de cambios en nuestros lenguajes, el día siguiente me encontré con este otro titular “La RAE culpa a las feministas de que no se trate igual a trabajadores y trabajadoras” (ver noticia)
Lo siento señores de la RAE, pero se vuelven a equivocar, y no solo en una cosa sino en varias:
1.- La única persona culpable de que las trabajadoras de la empresa Aceites y Energía Santamaría no cobraran lo que les correspondía ha sido la persona encargada de ordenar que eso ocurriera, seguramente un hombre, un hombre machista.
2.- Los culpables de la posible confusión que se está generando en nuestra sociedad por la utilización del lenguaje inclusivo, y les vuelvo a explicar que utilizar el los las no es usar lenguaje inclusivo, son las personas que lo usan sin ton ni son, principalmente dirigentes políticos, ya que las personas feministas intentamos realizar una utilización correcta del lenguaje usando el lenguaje inclusivo, algo muy costoso ya que no estamos acostumbrados a usarlo, pero lo intentamos, y cuando queremos recalcar una situación o circunstancia nos permitimos el uso de palabras como “portavozas o miembras”, con el único fin de hacer saltar la chispa en la cabeza de las personas que nos escuchan.
3.- Y por último algo muy importante en lo que se equivocan una y otra vez; como dice el dicho: el hombre (esta vez no genérico, es decir el varón) es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. ¿A qué me refiero? Cuando ustedes dicen que la insistencia de afirmar que el masculino genérico invisibiliza a la mujer, por parte de las feministas, entre las que me incluyo, pierden toda la razón. Nuestro lenguaje es machista ya que proviene de una cultura machista, por lo que es imposible que no lo sea, pero si queremos cambiarlo lo primero que tenemos que hacer es reconocer que lo es, para luego buscar la solución y modificar lo necesario para que deje de serlo. Pero esto a ustedes creo que ni fu ni fa, y es más, no les interesa.
No se preocupen que seguiremos insistiendo e insistiendo hasta que consigamos quitarle la venda que cubre su materia gris. No vamos a consentir que el continuo ataque que se nos realiza a las personas que luchamos por erradicar los continuos asesinatos machistas y por conseguir una sociedad de iguales quede en el olvido, tendremos que empezar a ser menos genéricos y empezar a llamar las cosas por su nombre, y de esta manera que cada palo aguante su vela.
Porque para generar el cambio real necesario en la sociedad, como bien decía Emma Goldman, es necesario generar una revolución, y la revolución no es sino el pensamiento llevado a la acción, y todas las personas que intentamos generar ese cambio no vamos a parar hasta conseguirlo.